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Auge o caída: España e Italia reciben la mayor parte del fondo de la UE

España e Italia recibirán la mayor parte del fondo de rescate de la UE, dotado con 750.000 millones de euros, pero las opiniones varían en cuanto a si ayudará a sus economías a resurgir o se desperdiciará.

En Roma, los analistas confían en que los fondos se aprovechen en el plan esbozado por el primer ministro italiano, Mario Draghi, mientras que en España la misma cuestión plantea muchos interrogantes.

Los dos países recibirán casi la mitad de los 750.000 millones de euros (900.000 millones de dólares) destinados por Bruselas a relanzar las economías europeas devastadas por la epidemia del Covid-19, financiados a través de un mecanismo de préstamo conjunto sin precedentes.

Italia recibirá algo más de 191.000 millones de euros en forma de subvenciones y préstamos, mientras que España obtendrá hasta 140.000 millones.

«Somos conscientes de que la UE se juega su futuro con el buen uso de estos fondos», dijo el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Su homólogo italiano, Mario Draghi, lanzó un mensaje similar.

«Todos tenemos una responsabilidad con los contribuyentes europeos que están financiando nuestro plan nacional», dijo el martes.

Ambos países han presentado planes de recuperación que han sido aprobados por Bruselas y que prometen invertir los fondos en la transición verde, la digitalización y los proyectos de infraestructuras.

Pero en España ha habido muchas críticas.

Los expertos afirman que los problemas profundos de la economía española están en otra parte: en la precariedad laboral, el desempleo juvenil, la fragilidad del sistema de pensiones y un sistema educativo que necesita una revisión.

«Estos fondos se han sobrevalorado: no es tanto dinero, ni van a tener un gran impacto en la economía», dijo Fernando Fernández, economista del IE Business School.

Los primeros pagos se esperan para julio, pero el grueso de los fondos para 2021 no llegará probablemente hasta finales de año, cuando la recuperación económica ya esté en marcha.

A pesar de las repetidas afirmaciones de Sánchez de que el plan de recuperación de España incluye 100 reformas estructurales, éstas son «marginales» en esencia, dijo Toni Roldán, director de EsadeEcPol, especializada en investigación de política económica.

«Aunque sin duda son lo suficientemente buenas como para obtener la luz verde de la Comisión Europea, no son suficientes para estimular un cambio real en la competitividad de España».

España tiene previsto canalizar la inversión hacia la rehabilitación de viviendas, los coches eléctricos y el 5G.

«Eso está muy bien, pero sólo crea empleo a corto plazo, no a largo plazo», dijo Fernández.

Los críticos también apuntan a la falta de consulta política en torno al plan, que fue elaborado por Sánchez y su ministro de Economía sin apenas aportaciones de otras fuerzas políticas.

En Italia, sin embargo, los expertos tienen una opinión completamente diferente.

Draghi, conocido como «Super Mario» por ayudar a salvar el euro durante la crisis de la deuda, fue llamado a principios de este año para ayudar a Italia a aplicar un plan de recuperación que había provocado tensiones políticas que hicieron caer al anterior gobierno en enero.

Ha prometido reformar la asfixiante burocracia italiana, su laberíntico código fiscal y el lento sistema judicial, además de centrarse en la educación, el empleo femenino y la lucha contra el cambio climático.

Si hasta ahora Roma había sido ineficiente en la gestión de los fondos de la UE, la llegada de Draghi podría cambiar esa situación, según los expertos.

«El fuerte compromiso político y el liderazgo de Draghi, unidos a las generosas subvenciones y préstamos de la UE, pueden dar a Italia más posibilidades de aplicar su plan que antes», afirma Lorenzo Codogno, antiguo economista jefe del Tesoro italiano.

Desde que asumió el cargo, Draghi ha nombrado a una treintena de funcionarios con poderes especiales para reactivar 57 proyectos de infraestructuras que se han enredado en la legendaria burocracia italiana y ha promulgado una serie de decretos para simplificar y acelerar los procedimientos.

Para Carlo Altomonte, de la Universidad Bocconi de Milán, se trata de un paso «en la dirección correcta, para liberar los proyectos y poner en marcha las inversiones».

La presión sobre Roma es enorme, señaló Altomonte.

«Si el plan italiano fracasara, pondría en cuestión toda la política europea de deuda común».

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