Una forma innovadora de hacer que los viajeros se impliquen personalmente en su huella de carbono
Volar es algo complicado, desde el punto de vista medioambiental. Por un lado, es un símbolo de progreso tecnológico que hace que el mundo se sienta pequeño y accesible, pero por otro, supone un alto coste para el medio ambiente.
Por ello, la semana pasada se presentó en Barcelona la plataforma Avicor, una herramienta online que permite a los pasajeros comprobar el impacto de la huella de carbono de su próximo vuelo y pagar una contribución que sustituiría el combustible de queroseno por el llamado combustible de aviación sostenible (SAF). El usuario sólo paga la diferencia entre ambos.
Los biocombustibles sostenibles son la mejor opción para reducir las emisiones de CO2 en el sector de la aviación
El proyecto se ha puesto en marcha con el apoyo de Aena, la empresa nacional española encargada de la gestión de los aeropuertos, ALA (la Asociación de Líneas Aéreas) y Exolum, empresa líder en la logística de productos líquidos y creadora de la plataforma.
Por el momento, el servicio sólo estará disponible para los pasajeros que vuelen desde los aeropuertos de Barajas en Madrid y El Prat en Barcelona. Lo único que tienen que hacer es entrar en la página web, introducir su número de vuelo y verán un cálculo de los litros de SAE que corresponden por pasajero. A partir de ahí, serán ellos los que decidan cuánto quieren contribuir a que su vuelo sea más ecológico.
La empresa garantiza entonces que la cantidad total de biocombustible comprada se entregará en el aeropuerto con sus vehículos especializados.
La plataforma representa una idea innovadora, y es una clara señal de estímulo para aquellos pasajeros con mentalidad ecológica que quieran adoptar una postura. Hasta ahora, no era posible utilizar un avión sin tener la sensación de estar contribuyendo a dejar una enorme huella de carbono. Pero a partir de ahora, será posible actuar por separado de los demás pasajeros que compartan el mismo vuelo.
Sin embargo, los planificadores del proyecto esperan que esto estimule a la gente a aprender más sobre el SAF, a saber que es posible hacer que los viajes aéreos sean más sostenibles y a hacer algo al respecto, al principio individualmente pero también, y cada vez más, colectivamente.
Los combustibles sostenibles para la aviación suelen fabricarse a partir de aceites de cocina usados o grasas animales y, según los informes, pueden reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera en un 80%.