GUERNICA, España, (Reuters) – Un grupo de chocolateros del País Vasco español está creando una versión del «Guernica», la obra maestra de Pablo Picasso que representa el bombardeo de un pequeño pueblo vasco en 1937, para mostrar sus habilidades y celebrar su herencia cultural.
El Guernica, uno de los cuadros más famosos del mundo, fue la respuesta de Picasso a los bombardeos realizados por los aviones de guerra de la Alemania nazi y la Italia fascista para ayudar a las fuerzas del general fascista Francisco Franco durante la Guerra Civil española.
El inmenso cuadro cubista, que cuelga en la galería de arte Reina Sofía de Madrid, representa una desgarradora escena en blanco y negro llena de atormentadas figuras humanas y animales.
Para muchos vascos, el recuerdo del bombardeo y la visceral respuesta artística de Picasso forman parte de su identidad cultural.
Con motivo del 85º aniversario del bombardeo, un grupo de unos 40 chocolateros de una asociación local llamada Euskal Gozogileak han colaborado en la elaboración de una interpretación del Guernica hecha con chocolate de diferentes colores.
«Hay una parte de sufrimiento, otra de paz. Hay un mensaje de esperanza», dijo Lorena Gómez, presidenta del grupo. «Para nosotros también es muy emblemático de nuestra patria».
El proyecto supone un reto técnico debido al gran tamaño del cuadro, que mide casi 3,5 metros de alto y 8 de ancho. Los chocolateros, que han trabajado en una cocina industrial de la pequeña ciudad de Lezo, lo han afrontado elaborando 14 placas de chocolate distintas.
«Hemos tenido que combinar diferentes plantillas, colores e imágenes, y nos ha costado mucho trabajo», explica Ismael Sayalero, uno de los chocolateros participantes. «Tal vez se nos escapó algún detalle, pero creo que ha quedado bastante bien».
El resultado final se expondrá en varios lugares, entre ellos en la ciudad de Guernica.
Además de participar en un importante evento del calendario cultural, los chocolateros querían llamar la atención sobre el alto nivel de artesanía que requiere su profesión.
«La pastelería siempre ha sido la hermana pobre de la alta cocina», dijo Gómez. «Lo que queremos es que el sector reciba el reconocimiento que merece, como la alta cocina».