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La relajación de las normas del COVID es el centro de atención en las elecciones de la Comunidad de Madrid

Los votantes de la Comunidad de Madrid parecen dispuestos a respaldar a su gobernadora conservadora en las elecciones del martes, después de que ésta haya desafiado las presiones del Gobierno central de izquierdas para bloquear la economía y permitir que los bares y las tiendas sigan abiertos a pesar de la pandemia de COVID-19.

La decisión de Isabel Díaz Ayuso, del opositor Partido Popular (PP), de dar prioridad a la economía y a la vida social frente al control de la COVID ha complacido a muchos madrileños, conocidos por su sociabilidad y su afición a comer y beber fuera de casa.

«Estas elecciones son un referéndum sobre las restricciones del COVID», dijo el director de la encuestadora GAD3, Narciso Michavila.

Ayuso, de 42 años y disidente incluso dentro de su PP, tiene la palabra «Libertad» estampada en los carteles de campaña, ya que busca proyectar una imagen de Madrid como un paraíso liberal, atrayendo a los turistas de otros países europeos que han estado bloqueados durante meses, aunque esto ha tenido como precio el aumento de las infecciones por COVID.

«Ayuso lo hizo bien con el tema de los bares, dando más libertad y evitando el caos (económico)», dice el estudiante Lucas Oliveira, de 21 años, disfrutando de una copa en una terraza. Se considera apolítico pero votará al candidato del PP.

Los carteles que dicen «Gracias por cuidarnos» han florecido en bares y restaurantes, a los que se les ha permitido permanecer abiertos desde el final de un duro cierre nacional el pasado verano, lo que pone de manifiesto la popularidad de la política de Ayuso en el crucial sector de la hostelería.

Los gimnasios, cines, teatros y museos también han permanecido abiertos, y la gente puede incluso comer en el interior de los restaurantes. Sin embargo, los habitantes de otras partes de España, que en su mayoría siguen bajo diversos grados de bloqueo, no pueden visitar la capital.

INFECCIONES POR COVID

Las administraciones regionales de España son responsables de cuestiones como la sanidad y la educación.

La Comunidad de Madrid, que alberga a unos siete millones de los 47 millones de españoles, registró 388 casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, frente a una media nacional de 230. La ocupación de las unidades de cuidados intensivos es también la más alta de España, con cerca del 44%.

Para algunos votantes, ese precio es demasiado alto.

«Para la economía me pareció bien que se permitiera la reapertura de los bares… Pero (Ayuso) ha ido demasiado lejos dejando tantas cosas abiertas», dijo Isabel Villalba, una pensionista de 67 años, que dijo que votaría a los socialistas.

Pero la Comunidad de Madrid, la más rica de España, ha evitado una crisis sanitaria en toda regla, y se prevé que el PP de Ayuso obtenga más del 40% de los votos, duplicando potencialmente sus escaños en la Asamblea regional desde las últimas elecciones de 2019.

Though unlikely to be sufficient to allow the PP to govern alone, such a result would be noteworthy in a country long bedevilled by political fragmentation and would boost Ayuso’s prospects as a potential future rival for both her party leader Pablo Casado and Spain’s Socialist Prime Minister Pedro Sanchez.

Opinion polls suggests Ayuso is likely to need the support of the far-right Vox party, which had also backed the region’s outgoing centre-right coalition.

If Vox fares poorly and Ayuso cannot find support elsewhere, there is a slim chance that left-wing parties could jointly garner enough votes to clinch a surprise victory.

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