Cultura

Las corridas de toros han llegado a un punto de crisis en España

España acaba de convertirse en el primer país de Europa en registrar medio millón de casos de coronavirus, dejando las plazas de toros vacías y los toreros sin trabajo.

En una tarde reciente en la ciudad castellana de Añover de Tajo, a unos 40 minutos de Madrid, los aficionados a los toros se reunieron llevando máscarillas y ofreciendo codos en saludo.

Fue una de las pocas oportunidades que Leandro Gutiérrez, un colombiano de 22 años, ha tenido para enfrentarse a un toro este año. Gutiérrez es un novillero, el grado de un torero que mata toros jóvenes de alrededor de 800 libras. Su objetivo es graduarse para convertirse en un matador de pleno derecho, que se enfrenta a toros adultos de media tonelada.

Después de que tres meses de encierro total terminaran en junio, la gran mayoría de los eventos taurinos programados para este verano fueron cancelados debido a la pandemia de COVID-19. España acaba de convertirse en el primer país de Europa en registrar medio millón de casos de coronavirus, dejando las plazas de toros vacías y toreros sin trabajo.

En la calle y en la prensa española, muchos se preguntan si este es el golpe final para las corridas de toros, cuya popularidad ya estaba en constante descenso en la última década.

A pesar de la penumbra que se cierne sobre la industria, un pequeño número de corridas de toros siguen adelante. Se supone que los organizadores deben imponer un distanciamiento social y sólo venden uno de cada dos asientos en las plazas de toros.

«Hay jóvenes que deciden abandonar su familia, sus amigos y todo su mundo para venir a España sin nada. Es admirable. En el caso de Leandro, dejó todo atrás para lograr su sueño.»
Mariano Aliaga, director de la escuela taurina de Navas del Rey

Pero Aliaga sabe que las corridas de toros están en problemas. El estado español se ha negado hasta ahora a rescatar la industria, y los estudiantes como Gutiérrez luchan por encontrar un trabajo a tiempo parcial sin los ingresos que las corridas de toros traerían.

Aliaga cree que las corridas de toros son mucho más que una tradición. «En mi opinión, España perdería uno de sus sellos, una de sus marcas, y parte de su identidad», añadió.

Pero no todos en España piensan como él

Una encuesta realizada en mayo encontró que casi la mitad de los españoles quieren prohibir las corridas de toros. Un total de 2.218 corridas de toros se realizaron en 2008, según las cifras del gobierno, pero en 2018, las cifras más recientes disponibles, ese número se había reducido a 1.521. Una parte importante de la sociedad española es indiferente a las corridas de toros, aunque no está a favor de una prohibición. El fútbol sigue siendo mucho más popular.

Cuando Gutiérrez sale al ruedo con varios hombres, se enfrenta a un toro negro de aspecto confuso. Primero es el calentamiento. Los hombres a caballo apuñalan al animal con lanzas para debilitarlo. Otros llegan a pie para lacerarlo con banderillas, palos afilados adornados con colores y apuñalados en el lomo del toro. El toro corre alrededor del ruedo, exhausto y sangrando, persiguiendo a sus atormentadores.

Luego es el turno de Gutiérrez

La multitud enloquece mientras él acerca al toro – muy cerca – con su capa roja brillante. Dirige hábilmente al toro a izquierda y derecha, deteniéndose ocasionalmente para inclinarse ante el aplaudido público.

En un momento dado, Gutiérrez resbala, pierde sus zapatos y se aleja, con sólo un rasguño del cuerno del toro.

Después de 30 minutos, todo el cuerpo del toro se agita mientras intenta respirar, y se detiene frente al torero. Gutiérrez saca su espada y hunde la hoja entre los hombros del toro una, dos, tres veces. El toro comienza a sangrar por la nariz pero tarda mucho en derrumbarse y morir.

A juzgar por el ruido de la multitud, es un triunfo. La actuación de Gutiérrez es recompensada con dos orejas cortadas del toro muerto, un honor.

«Fue genial, todo salió como lo había soñado, así que me siento muy feliz», dijo después a The World.

Pero se desconoce la fecha de la próxima corrida de Gutiérrez, y necesita tener éxito en dos docenas más para calificar como matador.

En España, la tauromaquia es considerada un arte, no un deporte, con un valor de 1.800 millones de dólares, según los expertos del sector. Eso se debe en parte al valor de los toros. Los preciados toros bravos, la raza utilizada para la lucha, pueden valer alrededor de 20.000 dólares cada uno.

«El problema aquí es que tengo cero ingresos, pero los toros todavía tienen que comer. Tengo los mismos costos pero mis ingresos se han ido.»
Antonio Boyano, criador de toros, Villardiga.

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